La esclerosis múltiple es una enfermedad crónica e inflamatoria del sistema nervioso central (cerebro y la médula espinal) que comienza en la juventud. La esclerosis múltiple es la causa más frecuente de incapacidad por enfermedad de las personas jóvenes.
En España hay más de 35.000 afectados.
La mielina es la sustancia que rodea a las fibras nerviosas y que facilita la conducción de los estímulos nerviosos. En la esclerosis múltiple surgen en el cerebro y medula espinal de manera consecutiva focos de inflamación, denominados “placas”, que destruyen la mielina. La interrupción de la transmisión de los estímulos nerviosos provocan los síntomas. En la esclerosis múltiple existe una disfunción del sistema inmunológico, pero las causas que la originan son todavía desconocidas. La esclerosis múltiple NO es una enfermedad contagiosa NI hereditaria NI mortal.
La mayoría de los pacientes con esclerosis múltiple padecen a lo largo del tiempo episodios de empeoramiento agudo, denominados “brotes” o “recidivas”, que son la consecuencia de la aparición de una nueva placa. Los brotes evolucionan de manera espontánea hacia la mejoría, aunque en ocasiones dejan secuelas definitivas. Entre un brote y otro pueden transcurrir meses o años durante los cuales la enfermedad parece que está inactiva. A esta forma de evolución de la esclerosis múltiple se la denomina “recidivante-remitente”. Los síntomas de cada brote son muy diversos y varían en función de la parte del sistema nervioso central donde surge la placa; los más frecuentes son: debilidad muscular, trastornos de la sensibilidad, visión doble, perdida de visión por un ojo, falta de coordinación, rigidez muscular, trastornos urinarios, trastornos de la función sexual, sensibilidad al calor, …. No todos los pacientes con esclerosis múltiple presentarán todos estos síntomas.
Algunos pacientes al cabo de los años presentan un deterioro paulatino de su estado neurológico sin relación con los brotes, esta forma de evolución es la “secundariamente progresiva”.
El diagnóstico de la esclerosis múltiple se establece en base a los síntomas, exploración neurológica, evolución clínica, análisis de sangre y líquido cefalorraquídeo, resonancia magnética y potenciales evocados; aunque no siempre es necesario realizar todas estas pruebas.
El pronóstico de la esclerosis múltiple es muy variable. Algunos pacientes presentan numerosos brotes y otros muy pocos. En ocasiones la esclerosis múltiple no provoca finalmente ninguna incapacidad importante (esclerosis
múltiple “benigna”) pero en otras el estado neurológico de los enfermos se deteriora hasta ser incapaces de caminar o vivir de manera independiente. Es muy difícil establecer cuál será el pronóstico de un paciente concreto.
No se conoce ningún medicamento que sea capaz de "curar" la esclerosis múltiple pero se disponen de varios que la “frenan” y existen otros nuevos que estarán disponibles en el futuro inmediato. Además existen numerosos
tratamientos para aliviar los síntomas. Muchos pacientes no precisan afortunadamente ningún tipo de tratamiento. La esclerosis múltiple no se puede prevenir. Es importante que el diagnóstico y seguimiento de la evolución de la esclerosis múltiple sea realizada por un neurólogo. El neurólogo es el especialista más capacitado para informar